¿Tus zapatillas blancas necesitan una puesta a punto? En esta nota te explicamos cómo lograr que resplandezcan bajo los rayos de sol primaverales paso a paso.
Devuélveles su blancura original y conviértelas en la base de tus looks primaverales de tiempo libre, combinándolas con toda clase de pantalones, desde jeans hasta modelos de vestir.
Lava los cordones
La primera fase es retirar los cordones de tus zapatillas blancas para lavarlos. Si no están muy sucios puedes ponerlos en remojo con un poco de detergente. Para asegurarte de que queden impecables, mételos en la lavadora. Muchas personas se olvidan de los cordones, y son muy importantes, especialmente cuando se trata de zapatillas blancas, ya que los colores claros provocan que cualquier resto de suciedad destaque más.
Haz un esfuerzo con las suelas
Limpiar las suelas es el paso menos agradable, pero precisamente por eso es tan necesario. La inmundicia de la calle a menudo se queda incrustada en ellas, así como pequeñas piedras que, de no retirarse, pueden ir deteriorándolas. El método más rápido para acabar con todas esas bacterias es sujetar la zapatilla por la parte superior y aplicarle detergente con un cepillo de dureza alta. Después, utiliza la manguera del jardín para aclarar.
Si no tienes manguera, busca otra forma de lanzarles un poderoso chorro de agua que termine de arrastrar toda la suciedad bien lejos. Si continúan quedando restos adheridos a las pequeñas grietas de las suelas, retíralos con delicadeza utilizando una espátula de cutículas o cualquier otro objeto punzante.
Limpiando la parte superior
La parte superior de la zapatilla es tanto la más visible como, a menudo, la más sensible, razón por la que debemos actuar con meticulosidad y precaución. Salvo casos de suciedad extrema, no te arriesgues a meterlas en la lavadora. Si se trata de manchas superficiales, un trapo húmedo debería ser suficiente para que tus zapatillas blancas se acerquen bastante a su aspecto original. Para los restos de suciedad que muestran más resistencia: detergente en polvo disuelto en agua y un cepillo de dureza media o baja. Un cepillo de dientes también te servirá.
Nota: Ten mucho cuidado con las partes de ante. No es un material muy amigo de las cerdas ni del H2O, así que las pasadas deben ser muy suaves y la humedad mínima.
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